Consejos para empezar bien el día
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- ¡Levántate con tiempo!
Tener una buena higiene del sueño es esencial para empezar bien el día. Diseña tu hoja de ruta, ve cumpliendo tus objetivos poco a poco y fortalece una actitud segura y positiva.
- Conecta:
Dedica los primeros minutos de tu día a centrarte en tus propios pensamientos
positivos. Ahora viene lo difícil: en la medida de lo posible, procura no mirar el móvil o el ordenador nada más levantarte para revisar tus mensajes, e-mails de trabajo o las redes sociales. Sin estímulos externos que afecten a tu estado emocional, te será un poco más fácil evitar condicionantes negativos.
- El ejercicio físico:
La quiropráctica es una actividad muy adecuada después de haber estado durmiendo. Tras varias horas de reposo, tu cuerpo agradecerá que inviertas tiempo en una práctica que favorece y estimula tu circulación y relaja la musculatura. ¡Actívate de buena mañana!
- Respiración:
Inspira y expira profundamente, y si puede ser con aire puro que provenga del exterior, mucho mejor. Si consigues arrancar la jornada con tu cuerpo y tu mente más relajados y equilibrados, será más probable que tengas éxito en todo aquello que te propongas.
- Bebe agua:
Recuerda que cuando te levantas llevas unas cuantas horas sin beber nada, y es muy importante que te hidrates bien. Así activas tu organismo y eliminas las toxinas que has acumulado durante el día anterior. Lo mejor es tomarse un vaso de agua, y aunque tengas la sensación de que no tienes sed, ingerir líquido en ayunas te sentará muy bien.
- Aliméntate bien:
Un buen desayuno es la comida más importante porque tu cuerpo lleva varias horas sin comer y debe prepararse para un periodo de máxima exigencia.